¿Quién salvará este chiquillo menor que un grano de avena?

¡Ha nacido El Niño Jesus!
¡Alegria! ¡Alegria! Alegria! Nos piden  las luces de neón y los villancicos nos acompañan en las compras compulsivas de Navidad.  
¡Alegria! ¡Alegria! Alegria! Rememoramos el nacimiento del Niño Salvador, mientras olvidamos que muchos menores son la mano de obra más barata de la industria de las grandes multinacionales .
Esclavitud infantil en la India.    
 La trastienda de Inditex
  Los niños esclavos sustentan la economía mundial  

No queremos ni saber cuántos niños esclavos hay entre los no-escolarizados, los inmigrantes que trabajan en la agricultura, en la economía sumergida, en talleres clandestinos, en las redes de delincuencia callejera, de prostitución… en España.

«Mientras nosotros éramos desterrados de la alegría, de los juegos y las fiestas, de la hermosura de vivir limpios y satisfechos; mientras nos comían el calor y el frío, los hijos de los ricos, por muy dignos de cuidar cerdos que fueran, gozaban de todo y sólo para ellos se abrían las aulas…» Miguel Hernández  9 de abril de 1937

A todos estos niños Miguel Hernández dedico el poema “El niño yuntero”, donde denunciaba la situación de las víctimas más desamparadas: los niños, en especial, los niños yunteros, pobres, como el propio Miguel que tuvo que dejar de estudiar para cuidar unas cabras, como la mayoria de niños de la época, cuya situación social les impedía prolongar los estudios y la mayor parte de las niñas ni tan siquiera iniciarlos.
https://youtube.googleapis.com/v/e6c1KS461xY&source=uds
Miguel Hernández – EL NIÑO YUNTERO
Música de Joan Manuel Serrat
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son 
y han sido niños yunteros.


Miguel Hernández finaliza su poema con dos versos que dejan ver la profundidad de este sufrimiento que muchas generaciones han padecido 
Ochenta años después de haberlo sido escrito, la pregunta sigue en el aire:

¿Quién salvará este chiquillo menor que un grano de avena?

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      Fuentes de inspiración y/o documentación:                       
  • HERNÁNDEZ, Miguel. El niño yuntero. En: Viento del pueblo. 1ª Edición. Murcia: Pictografía ediciones, 2010. p.125. ISBN: 978-84-937655-4-5.
  • MÁS HUMILLADO QUE BELLO (ASPECTOS RELIGIOSOS EN «EL NIÑO YUNTERO» DE MIGUEL HERNÁNDEZ). MANUEL GUERRERO CABRERA  Licenciado en Filología Hispánica. 


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Maria Mercedes

Cosmopolita. Soy gnostica de raíces cristianas , mi parte pagana es mi amor incondicional a la Madre Tierra. No Teista y universalista. Anti-dogmatica por naturaleza- Políticamente humanista.

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