La evidencia arqueológica y los cuentos de mitología y folclore revelan la fascinación eterna de los seres humanos hacia la Luna y su poder sobre los fenómenos terrestres. La Luna marca el flujo y reflujo de la vida y la muerte. Físicamente hemos constatado su influjo en nuestro cuerpo, en nuestro humor o ánimo, en nuestro cerebro, en nuestros líquidos corporales y en la menstruación que sigue la rítmica lunar. La luna nos marca con sus ciclos el ritmo y expresión de la vida, la madre naturaleza sometida al flujo y reflujo del ciclo lunar.
La Luna es, pues, el símbolo regulador de toda la biosfera, de todas las operaciones orgánicas de la vida, de todo lo que ocurre dentro de los límites de su «órbita alrededor de la Tierra». Todas las energías deben pasar por este espacio antes de alcanzarnos.
El ciclo lunar es un tiempo ritmado que dura aproximadamente 28 días. Cada fase abarca una semana y las 4 fases conforman el mes lunar. Son entre 12 y 13 lunaciones al año, con lo que a lo largo de este ciclo anual, la luna nueva de cada mes -conjunción con el Sol-, se encuentra en un signo distinto, recorriéndolos todos mes a mes.
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La influencia magnética que ejerce la luna, incide de la misma forma en la que controla las mareas de ríos y mares, sobre los seres vivos cuyos cuerpos contienen agua.
ABUELA LUNA
Enseñame como ver,
en el brillo de las estrellas,
el rostro de mis ancestros,
para entrar en los mundos,
que están lejos y cerca de mi.
Muéstrame como una bienvenida
la visión que aparece ante mi,
viendo los detalles de la verdad,
en la revelación de cada misterio.
Camina junto a mi en el sueño del tiempo,
y permíteme mostrar esta visión
a las cuatro razas.
Guardiana de todas las dimensiones,
sigo el camino de la mujer medicina,
para comprender la visión de la tierra en mi
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