A la serpiente podemos acercarnos desde varios planos y hoy hemos elegido el que se acompaña con la luna.
La serpiente es vista tanto en forma femenina como masculina en los mitos, al igual que la Luna. Tanto la una como la otra es considerada la «Divinidad de las Mujeres”, reverenciadas como las grandes fertilizadoras. Todos sabemos que es el animal que más veces aparece en la mitología y el esoterismo. Sus asociaciones son tan variadas que difícilmente otro animal pudiera asemejarse a ella.
Ciertos animales se convierten en símbolos o “presencias” de la luna porque su forma o su modo de ser evocan el destino de la luna (…) la serpiente porque aparece y desaparece, porque tiene tantos anillos como días cuenta la luna o porque es el “esposo de todas las mujeres”, o porque cambia de piel (es decir, se regenera periódicamente, es “in mortal”). El simbolismo de la serpiente es de una polivalencia turbadora, pero todos los símbolos convergen hacia una misma idea central: es inmortal y se regenera, por lo tanto es una “fuerza” de la luna y, como tal, distribuye fecundidad, la ciencia (profecía) e incluso la inmortalidad. Innumerables mitos evocan el funesto episodio en que la serpiente robó la inmortalidad concebida al hombre por la divinidad. Pero estas son variantes tardías de un mito arcaico en el cual la serpiente (o un monstruo marino) guarda la fuente sagrada y la de la inmortalidad (árbol de vida, fuente de la juventud, manzana de oro).
Vive entre mundos, el terrestre, cuando se hace manifiesta y serpenteante, y el subterráneo cuando se retira a una cueva, una grieta para permanecer inmóvil, casi atemporal. El hombre siempre sintió fascinación por ella, ya sea negativa por rechazo, ya sea positiva por atracción, sorprendido siempre por su cambio de piel, como un ser que renace de sí mismo.
Sólo podemos recordar aquí algunos mitos y símbolos relativos a la serpiente, y únicamente aquellos que ponen de manifiesto su carácter de animal lunar. En primer lugar su lazos con las mujeres y la fecundidad: la luna es fuente de toda fertilidad y gobierna al mismo tiempo el ciclo menstrual. Personificada, se convierte en “el amo de las mujeres”. Muchos pueblos creían – y algunos incluso lo siguen creyendo en nuestros días – que la luna, bajo la apariencia de un hombre o bajo la forma de una serpiente, se une con las mujeres. Por eso, entre los esquimales las muchachas no miran a la luna por temor de quedar encintas. Los australianos creen que la luna, bajando a la tierra bajo el aspecto de un don Juan, abandona a las mujeres después de haberlas dejado encintas.
La sorprendente capacidad de la serpiente para mudar la piel y renovar de este modo su juventud, le ha proporcionado en todo el mundo el carácter de señora del misterio y del renacimiento, del que la luna, creciendo y menguando, mudando la piel al cambiar su sombra y creciendo nuevamente, es correspondiente simbólico en el firmamento.
Tanto la serpiente como la Luna, una abandonando su piel vieja y la otra, mutando su luz y su sombra, son concebidas como seres que renacen continuamente a partir de sí mismos. Lo cual les da cierto señorío sobre la vida y la muerte. Ambas comparten los poderes de la renovación de la vida. La Luna desaparece durante su etapa Oscura, y la serpiente lo hace bajo la tierra para hibernar dejando su piel. Son vistas como epifanías de las fuerzas auto-generadoras y a la vez auto-devoradoras, como algo misterioso que está más allá de los poderes del tiempo. Veremos el tiempo y la luna, pero el primero como el devorador de la vida.
Tanto una como la otra se asocian a lo acuático, la Luna por el rocío, la humedad, la lluvia, las mareas… la serpiente porque siempre está cerca de fuentes de agua o enroscada o colgando del Arbol de la Vida, custodiándolo. La serpiente simboliza al mismo tiempo el poder de las aguas. Por su relación con lo que nace y lo que muere, se asocian ambas como mediadoras entre los vivos y los muertos.
La luna gobierna las mareas y el rocío que cae durante la noche para refrescar el césped que alimenta al ganado. Pero la serpiente, aunque habita en la tierra, también es señora de las aguas, se desliza con el movimiento de una ola, o asciende por las ramas de los árboles colgando de ellos como fruto mortal. Podría observarse que existe una clara referencia fálica, aunque como devoradora, también sugiere lo femenino. De esta forma, podría decirse que la serpiente implica una imagen dual, que opera implícitamente sobre el plano de los sentimientos.
La serpiente desde tiempos inmemoriales ha sido relacionada con el Dios de la Sabiduría: Hermes, el heraldo de los dioses. Con su vara de serpientes entrelazadas lleva a las almas a través de la frontera entre la vida y la muerte, a la manera de aquél psicopompo que fue alguna vez un dios lunar, él mismo.
Desde la época helenísitca se creía que Hermes había codificado las ceremonias que transformaban a los muertos en espíritus, que de él habían emanado las leyes herméticas y que sólo sus sacerdotes podían tener acceso a este conocimiento secreto.. En la posterior mitología romana era denominado como Mercurio. En la interpretación griega de los dioses egipcios, se lo equipara a Toth, el dios de la sabiduría, la escritura, la música, los conjuros, dominio de sueños, hechizos mágicos y símbolo de la Luna en la mitología egipcia
Una de las claves mas sencillas para entender cómo funciona el universo procede de Hermes-Toth, también conocido como Hermes Trismegisto.
“Lo que está arriba es como lo que está abajo.
Lo que está abajo es como lo que está arriba “
La serpiente ha sido vista en la mitología como una hierofanía, una manifestación de la diosa, de la regeneración, de la vida que surge después de la muerte, como el epítome del Conocimiento, como la dadora también del Conocimiento del Bien y del Mal. No olvidemos que también representa nuestro psiquismo más arcaico, oscuro y misterioso. Surge de la oscuridad de su cueva; generadora de temores y muchas veces de muerte, puede representar también la vida. Es imprevisible y secreta. Tan enigmática que muchos dioses han tomado su forma para representar las primeras etapas de la creación.
Ella encarna la fuerza de la naturaleza en toda su variación y esplendor. Posiblemente haya sido un dios de los comienzos antes de que las religiones la destituyeran del lugar que detentaba por derecho. Es lo que anima y lo que mantiene. India nos habla de Ananta, la serpiente cósmica que está enroscada en la base del eje cósmico. Significa “sin fin” y simboliza el desarrollo y la reabsorción cíclica del universo. Se encuentra en la base del mundo, en el nadir, y por lo tanto es su sostén. Forma parte además, de los “animales de poder” y puede expresar, según la cultura, la manifestación del dios de las tinieblas. Está presente también en el imaginario del chamanismo.
La Luna Maya de la Serpiente o Luna espectral de la Serpiente tiene como totem a la serpiente que es simbolo de deseo y renovacion. Esta luna dura del 2 de mayo al 29 de mayo.
En la iconografía cristiana, además de la imagen de la serpiente del árbol del Paraíso, es frecuente la imagen la Virgen con una serpiente bajo sus pies, simbolizando el pasaje del Génesis en el que Dios le dice a la serpiente unas palabras, interpretadas posteriormente por el cristianismo como que sería María la única mujer capaz de pisarle la cabeza a la serpiente, venciendo así todo aquello maligno que ésta representaba.
Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Apocalipsis Capítulo I2 -“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
Detalle de la Inmaculada Concepción de Rubens, 1628
Lo femenino en el paradigma judeocristiano está asociado al mal, al pecado, al error y la falencia. Lo cual es evidenciado en la invisibilización de la existencia de Lilith como primera humana y fuerza desobediente, la idea de Eva como precursora del pecado y la corrupción de la sexualidad femenina, y la idea de María como madre abnegada, sacrificada y virgen.
Se alimenta esta idea de que el dios invasor es el dueño del mundo y que es un hombre, un señor, un padre, un hijo y un espíritu estableció el poder como masculino, como la única regencia y dominio al que hay que someterse; en contraposición a otras ideas en donde la divinidad femenina, la Madre Tierra que sostiene la vida, y las múltiples entidades que actualmente se pueden considerar como femeninas fueran relegadas, ocultadas, satanizadas y negadas.
La serpiente, el árbol del conocimiento, la manzana, la luna, la noche y muchos otros símbolos que siguen teniendo connotaciones negativas, en realidad son los símbolos que en otra época acompañaban a la gran Diosa. Regresar al conocimiento ancestral es reconocer los símbolos que hemos perdido y con ello es reconocer a la Madre.
El poder de la vida hace que la serpiente se desprenda de su piel, como la luna de la sombra. La serpiente se desprende de su piel para volver a nacer, como la luna de su sombra para renacer también. Son símbolos equivalentes. A veces la serpiente es representada por un círculo comiéndose su propia cola. Es una imagen de la vida. La vida se desprende de una generación a otra, para volver a nacer. La serpiente representa la energía y conciencia inmortal comprometida en el campo de batalla del tiempo, rechazando siempre la muerte y volviendo a nacer. Hay algo extraordinario, asombroso en la vida, cuando la ves bajo esa luz. Y por eso la serpiente transporta en sí tanto la fascinación como el terror de la vida.
(J. CAMPBELL, 1991, 79)
«El poder de la vida hace que la serpiente se desprenda de su piel, como la luna de la sombra. La serpiente se desprende de su piel para volver a nacer, como la luna de su sombra para renacer también. Son símbolos equivalentes. » Para muchos esta imagen representa al símbolo de la alquimia y expresa de forma evidente el dogma de la transmigración de las almas y de la reencarnación. En este contexto, al acto de trasvasar se toma como sinónimo de metempsicosis.
Incuestionablemente la serpiente es símbolo esotérico de la sabiduría y el conocimiento oculto.
El Tarot refuerza este concepto. El Tarot es una gran herramienta que se basa en símbolos. Y la serpiente es un símbolo en la carta del Mago. Es una referencia a tener autoridad sobre la energía. La serpiente y el mago en el Tarot saludan la energía que resuena detrás del velo. En resumen, reconocer el poder de lo invisible y utilizar ese poder.
En la mayoría de libros esotéricos tienen a la serpiente como uno de sus protagonistas principales. En el Tarot encontramos al arcano XIV, La Templanza, que se sitúa entre la carta de La Muerte y la del Diablo. Un ángel vestido de rojo y azul (tierra y cielo), vierte alternativamente un líquido entre los dos vasos que porta en sus manos. Estos dos vasos simbolizan los dos polos del ser, el vehículo de su intercambio, es la diosa del agua,… es la serpiente.
Las numerosas alusiones al símbolo de la serpiente en todas las culturas, hace pensar que este reptil constituye uno de los arquetipos fundamentales que la humanidad haya inscrito en su memoria.
La serpiente es una icono lleno de significados. Uno de estos símbolos fundamentales, usado inequívocamente por las distintas civilizaciones, es el de la serpiente. “En la serpiente se compendia toda la filosofía del universo”, dice H. P. Blavatsky, en Isis sin velo. Es, por tanto, un símbolo de profundas concepciones cosmogónicas, teogónicas e incluso morales; y es preciso entender que un mismo símbolo expresa distintos e incluso contradictorios significados. Por el contexto o por los detalles en que aparece el símbolo, podemos saber a cuál de estos significados se refiere en concreto. Es también posible que se refiera simultáneamente a varios significados y que podamos obtener así varias lecturas al mismo tiempo. En todo caso, en todas las “lecturas” de un símbolo, siempre predomina una “idea” de la que el símbolo es la vestidura.
El símbolo de la serpiente es un mismo arquetipo que brilla con uno y otro fulgor en todos ellos. Pues todo símbolo sagrado hace referencia a un solo aspecto de lo real, “el símbolo dice de una cualidad abstracta de la divinidad” (H. P. Blavatsky, Isis sin velo), y este, el de la serpiente, siempre tuvo el poder de agitar la conciencia humana. Chateaubriand –nos recuerda H.P.B.– decía de él:
Objeto de horror o de adoración, los hombres tienen a la serpiente un odio implacable, o se postran ante su genio. La Mentira la llama, la Prudencia la reclama; la Envidia la lleva en su corazón, y la Elocuencia en su caduceo; en el Infierno, arma el látigo de las Furias; en el Cielo, la Eternidad hace de ella su símbolo.
La serpiente es quizá uno de los símbolos más universales y más ricos. Adopta cualidades duales en oriente, maléficas en el mundo cristiano y vivificantes en otras culturas. Símbolo de protección, pero también símbolo de destrucción, prueba evidente del profundo dualismo encerrado en la serpiente. Fuente de fuerza que tiene que saber dominarse porque es potencialmente muy peligrosa al representar tanto la vida, como el caos y la muerte.
El vínculo de la serpiente con la sabiduría, con la luna, con la oscuridad, con el agua y con la muerte y resurrección, es común a muchas culturas. La luna muere y renace cambiando su sombra; la serpiente, hace lo mismo cuando muda su piel. Esta referencia al ciclo lunar ineludiblemente conecta a la serpiente con el ciclo femenino y con el agua. La sombra cambiante de la luna, la muda de piel de la serpiente y el periodo femenino constituyen un ciclo en el que la vida se nutre de sí misma en la sucesión: nacimiento-muerte.
Pero una serpiente todavía está asociado con una luna por otra razón: Viven en a tierra obscura entre grietas y agujeros Viven en las regiones subterráneas que está en contacto con el inframundo. Por lo mismo en algunas regiones se les da culto a las cobras construyendo templos dedicados a Gran Cobra construidos con la ropa y los huesos de los muertos.
Así pues asocian la etapa oscura de la luna y con el bajo mundo y sus fuerzas caóticas y, en este sentido, muchos dioses pueden aparecer en forma de serpientes. Hécate, como Diosa de la Luna Oscura y asi mismo Isthar., Lilith…
Ya en nuestros días, no faltan aquellos que piensan que la serpiente, como símbolo, ha muerto. Que el pensamiento mágico ha desaparecido. Que las generaciones que crecieron en ciudades desarrollarán para sus necesidades, otros símbolos en otros mitos. Esto quizá sea cierto. No obstante, debemos reconocer que el mito de la muerte y resurrección de la naturaleza se sigue celebrando: la Pascua, la Natividad. Sobre esto Ernesto Sábato dice lo siguiente: “El hombre medio se jacta de cierto género de astucia que consiste en descreer de lo fantástico. Sin embargo, hablando en términos generales se puede afirmar que vivimos en un mundo enteramente fantástico.”
Arquetipo fundamental que está ligado a las fuentes de la vida y de la imaginación. La serpiente ha sabido conservar, en su largo camino recorrido, a todas las valencias simbólicas mas contradictorias en apariencia. Y según parece siempre continuara así. El tiempo va pasando pero Atenea, la diosa de toda ciencia verdadera, continua teniendo consigo la serpiente.
¿Que es lo que está en la memoria arquetípica de la humanidad bajo la forma de la serpiente?
Según Karl Jung :
La serpiente es un sueño ambivalente en el sueño del soñador, individual pero lo es también en el sueño humano colectivo, desde el que proyecta contenidos biológicos y psíquicos remotísimos. Símbolo fálico, la serpiente es también símbolo de la fecundidad femenina. La serpiente representaba en el mundo antiguo la vida y el agua y, a la vez, la muerte y la destrucción.
Su presencia se atestigua en el que tenemos pesadillas y malos sueños, o cuando estamos muy preocupados o a la merced de fuerzas siniestras, oscuro e irracional. Su movimiento es siempre «abajo», en el bajo mundo, la orientación ética de la libre aceptación. Es una conciencia que hace que nos unamos sin restricciones a la Madre Luna, nos une incondicionalmente, emocional, y absolutamente original.
La serpiente, el árbol del conocimiento, la manzana, la luna, la noche y muchos otros símbolos que siguen teniendo connotaciones negativas, en realidad son los símbolos que en otra época acompañaban a la gran Diosa. Regresar al conocimiento ancestral es reconocer los símbolos que hemos perdido y con ello es reconocer a la Madre.
No existe consenso sobre las causas de esta sustitución de diosas por dioses, pero lo cierto es que, fueran cuales fueran, el simbolismo de la serpiente cambió para siempre. Enigmática y secreta; la serpiente visible es apenas una breve encarnación de la otra ; la Gran Serpiente Invisible; causal y atemporal, la fértil señora del principio vital, madre y origen de todas las fuerzas de la naturaleza.
La divinidad femenina, la Madre Tierra que sostiene la vida, y las múltiples entidades que actualmente se pueden considerar como femeninas fueran relegadas, ocultadas, satanizadas y negadas, pero…
Soy la que existe eterna más allá de tus pensamientos, más allá de tu carne y de tus huesos, más allá de tus emociones …
Todo pasa, ya que todo es forma perecedera, mas yo permanezco, pues no estoy sometida a forma alguna.
Habito en tu interior, soy tu esencia, soy la verdad tras la vida y la muerte.
Desde las profundidades de la tierra el eterno dragón me obedece
Soy la poderosa presencia serena en la tormenta
En mi la magia es la realidad
¡ Larga vida a la diosa!
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Serpientes y Dragones
FUENTES:
- Wikipedia
- Campbell, Joseph. Las mascaras de Dios Mitología Occidental
- CIRLOT, J.E.: Diccionario de símbolos, Siruela, 1997.
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