El Wu Wei, Fluir como el Agua

Tao-Te-King

WU WEI: EL ARTE DE HACER DESDE LA NO-ACCIÓN

El camino (tao) de la vida es seguir una conducta intuitiva y pasiva, en armonía, sin esfuerzo, como fluye el agua.

 En EL CAMINO DEL TAO destaca el concepto de wei-wu-wei (‘acción a través de la inacción’), que no significa permanecer inmóvil sin hacer nada, sino evitar las intenciones explícitas y la voluntad que obstaculiza la fluidez armónica de la naturaleza.

El wu wei es  uno de los conceptos básicos del que nos habla el Tao Te Ching. Es, de hecho, la idea central de Taoísmo. Comprender su significado resulta complejo, debido en parte a la contradicción (que no es contradicción en realidad, sino complementariedad) que representa.

El taoísmo pretende gobernar poco e incitar a la población a tener pocos deseos.  Esto forma parte  de otro de los conceptos básicos del que nos habla de la Sabiduria del Tao: EL WU WEI

El wu wei es, de hecho, la idea central de taoísmo. Comprender su significado resulta complejo, debido en parte a la contradicción (que no es contradicción en realidad, sino complementariedad) que representa.

El lema de wu-wei (no esforzarse) es básico para la acción perfecta, en armonía, sin fuerza, sin violencia (fluir con el ritmo de la vida, sin forzar las situaciones, sin estrés). Los fines pueden alcanzarse respetando las formas en que las cosas naturalmente crecen y decrecen; así, las acciones realizadas de acuerdo con el tao son más fáciles y más productivas que aquellas que pretenden contrariarlo.

El planteamiento taoísta de la vida se resume esencialmente en la expresión ching jing wu-wei, cuya traducción literal es «sentarse quieto sin hacer nada». «Sin hacer nada» no significa estar todo el día sentado como un fardo, sino más bien hacer sólo aquellas cosas que realmente deben ser hechas, y hacerlas de una manera que no se oponga al orden natural del Tao ni al organizado flujo de las fuerzas cósmicas. Significa dedicarse únicamente a una actividad espontánea y no premeditada, hacer las cosas puramente por ellas mismas y no por motivos subsecuentes, vivir en armonía con la naturaleza en vez de tratar de dominarla. Más importante quizá, wu-wei implica saber cuándo es el mo­mento de detenerse antes de llevar las cosas a extremos exagerados, y saber cuándo hay que abstenerse por completo de una acción inade­cuada. Como lo expresó Lao Tse:

agua
En los textos taoístas originales, el Wu wei se asocia a menudo con el agua y su naturaleza pasiva.

El mayor bien es como el Agua.

El agua era una de las imágenes favoritas de Lao Tse, y aún sigue siendo el símbolo esencial del Tao.

El wu wei es la relación que conecta la inacción motivada por la acción. Es hacer, sin alterar la naturaleza. Existe un símil con el que lo equiparan, y que facilita la comprensión del concepto: El agua, capaz de vencerlo todo, porque puede adaptarse a todo. Se trata entonces de hacer las cosas por sí mismas, sin tener en cuenta los objetivos últimos resultantes de la acción.

El taoísmo compara el “wu wei”, o “no acción”, con la naturaleza pasiva y a la vez perseverante del agua de un río. El agua es, en apariencia, débil y delicada, pero su fuerza erosiona poco a poco la roca más sólida.

A diferencia de los materiales sólidos, el agua no tiene voluntad, decían los primeros taoístas, pero ello le permite llenar cualquier recipiente y tomar cualquier forma, así como buscar el más mínimo resquicio para escurrirse.

Al igual que el vacío, el agua pasa en gran medida inadvertida, aunque posee mucho más te que sus elementos opuestos:

Nada bajo el cielo es más blando y suave que el agua, pero cuando ataca las cosas duras y resistentes ninguna de ellas puede superarla. Que lo suave vence a lo resistente y lo blando vence a lo duro es cosa que todo el mundo sabe, pero que nadie utiliza.

Tenemos aquí un buen ejemplo de los múltiples significados que se acumulan en cada línea del Tao te king. En primer lugar, este pasaje constituye una sencilla exposición de la filosofía taoísta, donde el Tao es representado por la blandura, la suavidad y la irresistible potencia del agua. Segundo, es una directa lección de sexualidad, que nos mues­tra cómo la mujer conquista al hombre cediendo ante su pasión, utili­zando su suavidad para vencer la dureza de él. En tercer lugar, este pa­saje suele ser citado con frecuencia por los practicantes de las artes marciales chinas, que lo utilizan para resaltar las superiores virtudes de las tradicionales formas «blandas» de origen chino, como el Tai Chi Chuan, sobre sus derivados «duros», como el Tae Kwon Do coreano o el Karate japonés. Y no se agotan aquí las interpretaciones.

Aunque el agua es blanda y aparentemente débil, tiene la capacidad de erosionar lentamente la roca sólida. El agua no tiene voluntad (p. ej. voluntad de ajustarse a una forma), oponiéndose a la madera, piedra o cualquier material sólido que pueda ser roto en pedazos. Puede, no obstante, llenar cualquier contenedor, tomar cualquier forma, fluir hasta cualquier sitio e incluso escurrirse por los agujeros más pequeños.

Cuando se divide en miles de pequeñas gotas, el agua aún tiene la capacidad de unirse de nuevo y, en ocasiones, formar parte del inmenso océano. Además, debido a que siempre fluye pendiente abajo, el agua permanece en el «valle oscuro» -donde la vida biológica es regenerada- una analogía de los órganos reproductores. Es, por tanto, la práctica del pensamiento Wu wei un modo de actuar que no deja trazas en la naturaleza, invisible, armonioso y que no se delata a sí mismo. Una especial forma de fluir sin influir, de vivir sin interrumpir y de favorecer sin impedir.

Otra razón por la que Lao Tse admiraba el agua es que ésta benefi­cia a todos los seres vivos sin atribuirse mérito alguno por ello. Cierta­mente, tras conferir sus beneficios vitales a campo y arroyo, a hombre y animal, el agua se da plenamente por satisfecha acumulándose para descansar en los lugares más bajos y oscuros de la tierra. Cae desde el cielo en forma de lluvia y, una vez realizado su trabajo, fluye hacia los más profundos escondrijos de la tierra:

lucha
“No acción”: sobre la fuerza del agua

Fluir como el Agua

El “Wu Wei” está íntimamente relacionado con el agua como elemento que ilustra la naturaleza de la cesión. El agua es blanda y débil, pero puede deshacer rocas y tallar la piedra. La filosofía de la debilidad describe que lo débil es el origen de lo fuerte. Se relaciona igualmente el agua con esta forma de pensar:

“…El mejor de los hombres es semejante al agua,
la cual beneficia a todas las cosas sin ser contenida por ninguna.
Fluye por lugares que otros desdeñan,
donde se acerca mas deprisa al Tao…”

Tao Te Ching.

Para Lao Tse el agua es el símbolo de lo inferior que domina a lo superior, y el símbolo de lo débil que vence a lo fuerte:

“…Lo blando vence a lo duro,
lo que carece de forma penetra lo impenetrable,
hay valor en no actuar…”

Tao Te Ching.

Podemos resumir el pensamiento Wu wei como el dejar estar o dejar fluir. La aceptación del mundo por medio de la aceptación de sus reglas naturales, las cuales no deben tratar de ser cambiadas para alcanzar mayor bienestar ya que con esas acciones sólo conseguimos desequilibrar el Tao, obteniendo por fin todo lo contrario de lo que pretendíamos: incomprensión y sufrimiento.

Algunos capítulos del escrito más importante del taoísmo, el Tao Te Ching, atribuido a Lao-Tsé, hace alusión a la «acción decreciente» o «voluntad menguante», como los aspectos clave en el éxito del sabio. La filosofía taoísta reconoce que el universo ya funciona armoniosamente de acuerdo con sus propios principios; cuando el ser humano enfrenta su voluntad contra el mundo, altera la armonía que ya existe. Esto no significa que las personas deban renunciar a su voluntad. Más bien, se trata del cómo actúa en relación a los procesos naturales críticos existentes.

Esta idea fue sin duda deducida a partir de los movimientos del Sol y la Luna y de los cambios de las estaciones, pero también fue tomada como una regla de vida. Los chinos creen que cuando una situación se desarrolla hasta su extremo, está dado que luego se dará vuelta y se transformará en lo opuesto. Esta creencia básica les ha dado valentía y perseverancia en tiempos de calamidades y los ha hecho cuidadosos y modestos en tiempos de éxitos. Ha llevado a la doctrina de la media dorada en que Taoístas y Confucianos creen. ‘El sabio’, dice Lao-Tzu.’evita el exceso, extravagancia y la indulgencia’.

El Wu wei también ha sido traducido como «quietud creativa» o el arte del «dejando ser». Esto no supone un desdén de la razón, más bien es una manera de entender que el Tao está dentro de todas las cosas y seguir ese «camino»

Profundamente ligado al “Wu Wei” esta el “Wu Yü” o el no deseo, que ubica a la persona en el contento y la satisfacción de ser lo que es y tener lo que se tiene.

“…La Naturaleza no tiene deseos,
sin deseos, el corazón alcanza la tranquilidad,
y así el Mundo en su totalidad puede permanecer en calma…”

“…No hay mayor maldición que el deseo;
no hay mayor miseria que el descontento;
no hay mayor enfermedad que la codicia;
pero el que se conforma con lo que posee
siempre será rico…”

Tao Te Ching.

Una manera de imaginarse el Wu wei es a través de los escritos de Lao-Tsé donde indica cómo gobernar un reino. En ellos, compara las actividades de gobernar y freír un pescado —mucho calor y la comida se arruina—, es decir, promover el orden pero no oprimir. Para lograr esto, hay que comprender las necesidades del pueblo y no ir en contra de ellas.

En la visión china es mejor tener muy poco que tener demasiado, y mejor dejar cosas sin hacer, que hacer demasiado, pues, aunque no se llegue muy lejos de esta manera, se está seguro de estar yendo en la dirección correcta. Aquel hombre que quiere ir más y más lejos hacia el oeste terminará al este, aquellos que acumulan más y más riquezas para aumentar sus bienes terminarán siendo pobres. La sociedad industrial moderna que continuamente está tratando de aumentar “el estándar de vida” y para ello disminuye la calidad de vida para todos sus miembros es una elocuente ilustración de esta antigua sabiduría china.

El Carpe Diem, concepto filosófico adaptado por las múltiples líneas de pensamiento que han impregnado el mundo, es otra de las máximas del taoísmo. El pensamiento futuro acarrea incertidumbre, tensión y ansiedad, pues no se puede controlar y depende directamente de nuestras acciones actuales. Así, se crea una conexión con el wu wei, que sirve de guía para la actuación del hombre en el presente.

El Tao es la fuerza primigenia que produce todos los fenómenos del universo, de lo infinito a lo infinitesimal. El Tao, invisible pero omni­presente, impregna al mundo con el hálito de la vida, y aquellos que aprenden a ponerse en armonía con él pueden utilizar esta fuerza para mejorar y prolongar su propia vida.

Algunos taoístas han perseguido siempre la inmortalidad y han visto que vivir en armonía con el Tao es la forma de conseguirla. Cuando se vive en perfecta armonía con el Tao, no se malgasta energía; tampoco se hacen cosas que estropean el cuerpo o el espíritu. Algunos taoístas creen que pueden, en teoría, vivir para siempre. Zhuang Zi propuso una imagen para esa idea: un árbol con el tronco retorcido no será cortado por ningún leñador, y vivirá la totalidad de su vida en paz, debido a su inutilidad.

Los taoístas consideran muerte y nacimiento como transiciones de un reino de la existencia a otro, y no como un co­mienzo o un final absolutos. Tal y como el mayor discípulo de Lao Tse, Chuang Tse, decía a sus discípulos: « ¿Cómo sé yo que al apegarme a esta vida no estoy sólo apegándome a un sueño y retrasando mi entrada en el mundo real?».

Aunque los sabios taoístas tienden a disfrutar de una vida larga y llena de salud precisamente porque se adaptan a lo na­tural, también afrontan la muerte sin temor ni lamentaciones, porque la muerte es asimismo natural.

En cuanto a «sentarse quieto», se trata en realidad del término chino para «meditación». La palabra «meditación» confunde o asusta a numerosos occidentales, puesto que implica «meditar» en alguna idea profunda, pero perpetuamente abstrusa, que nunca logra definirse a satisfacción de nadie. En las tradiciones budista y taoísta, empero, la «no actividad» de la meditación conlleva un serio esfuerzo para vaciar por completo la mente, en vez de llenarla con profundidades intelec­tuales. Esta clase de meditación resulta al mismo tiempo relajante y su­mamente vigorizadora, ya que limpia la mente de la incesante cháchara interna que agobia y entorpece el espíritu durante la actividad normal. Las subsiguientes calma y claridad mental posibilitan toda suerte de percepciones intuitivas espontáneas sobre el Tao.

En la caligrafía Zen el Wu wei es representado como un círculo llamado Enso. 

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Campana Zazen con un Ensō en primer plano. Wikipedia

La inherente superioridad del vacío sobre la forma y de la quietud sobre la actividad, así como su indivisible dependencia mutua, constitu­yen un punto destacado de muchas filosofías orientales. Sin embargo, a la mayoría de los occidentales, tan volcados hacia la forma concreta y la actividad, se le hace difícil apreciar este punto. Pero tal y como lo ex­pone Lao Tse, hasta un chiquillo podría comprenderlo, pues Lao Tse basa sus argumentos en observaciones sencillas y directas, no en un especioso razonamiento abstracto. El principal método de investiga­ción taoísta ha sido siempre la observación objetiva de la naturaleza, y esta observación revela claramente que «el cuadro completo» debe siempre incluir «lo que no es» tanto como «lo que es», y que la utilidad de cualquier cosa surge de la unión de los opuestos.

Estrechamente relacionado con la imagen del agua está el concepto de «blandura», con todas sus implicaciones: El hombre al nacer es blando y débil, pero al morir se vuelve rígido y duro. Los diez mil seres, todas las plantas y los árboles son blandos y flexibles mientras viven, pero secos y quebradizos cuando mueren.

En verdad, la rigidez y la dureza son rasgos de la muerte, la blandura y la flexibilidad son rasgos de la vida. Por eso el arma que es demasiado dura se rompe y el árbol de madera más dura es el primero en ser talado. En verdad, lo duro y lo fuerte son derribados mientras que lo blando y lo débil ascienden a lo alto.

Dentro de la enseñanza taoísta, podemos definir la ligereza como la virtud de no cargar de contenidos densos el significado de los sucesos en los que somos protagonistas –tanto si son felices como si son funestos-, así como el dominio de discernir adecuadamente entre aquello que es importante y lo que no lo es o, dicho en palabras de los antiguos sabios, separar lo fundamental de lo accesorio.
Es obvio que esta separación, realizada desde un cierto nivel de consciencia, invita necesariamente a ser liviano ya que, en realidad, aquello que es realmente importante “un hombre de verdad es capaz de llevarlo dentro de sí mismo”.

balance

Una corriente contemporánea se ha servido, desde los trabajos de # Carl Gustav Jung sobre “sincronicidad” entre el individuo y lo que le rodea, del concepto taoísta “wu wei”, muy cercano a la idea de “virtud” la filosofía clásica, para exponer el cultivo individual como la principal fuerza para la autorrealización, tanto la propia como la de otros, manteniendo un equilibrio con personas y recursos.

El conflicto sólo puede presentarse cuando se trazan límites rígidos y arbitrarios entre un par de opuestos y luego se procede a defender­los; límites entre hombre y mujer, entre nación y nación, entre bien y mal. Al eliminar estos límites, de forma que las fuerzas contrarias puedan encontrarse, moldearse y ceder la una ante la otra, ambas acaban fusionándose y establecen un equilibrio natural que elimina automáti­camente la causa del conflicto.

El Wu Wei es otro de los pasajes favoritos de los practicantes de artes mar­ciales «blandas» de estilo chino. En él se ensalzan las virtudes de la no resistencia, de doblarse ante el vendaval, y sus dos últimas líneas parecen repetir la familiar promesa cristiana de que «los mansos heredarán la Tierra».

La no resistencia fue la piedra angular de la política exterior china durante miles de años, antes del siglo XX. Varias veces conquistada por los invasores tártaros, mongoles y manchúes, China cedió sin resistencia y «se situó debajo» de ellos, seduciendo a los vigorosos agre­sores con los irresistibles encantos de la cocina y el vestido, la pintura y la poesía, la música y la danza y, no menos importante, de las mujeres chinas. En lugar de enfrentarse al fuego con el fuego, China combatió el fuego con agua y salió vencedora, reduciendo a sus invasores, duros como una roca, a un montón de arena. A la larga, China sobrevivió y prosperó mientras sus diversos «conquistadores» desaparecían para siempre del escenario de la historia. Tales son los beneficios de desem­peñar el papel femenino del Elemento Agua en las relaciones internacionales.

Aunque el Tao te king fue escrito varios siglos antes del nacimiento de Cristo y en un ambiente cultural completamente distinto al de Occi­dente, sus semejanzas con el espíritu del Nuevo Testamento son muy notables, y tal vez esto explique su permanente atractivo popular en todo el mundo occidental. Por ejemplo, en San Lucas 6:27 leemos: «Haz el bien a aquellos que te odian», mientras que el capítulo 63 del Ta, nos sugiere «Responde al odio con virtud». En San Mateo 26:52 en­contramos la observación «Quienes viven por la espada morirán por la espada», muy en consonancia con una línea de Lao Tse en el capítulo 42, «el hombre violento tendrá una muerte violenta».

Las penetrantes in­tuiciones contenidas en los límpidos versículos de este libro fascinante constituyen una fuente viva de sabiduría que ha proporcionado solaz, consejo y esclarecimiento a millones de personas de todo el mundo. Ningún otro libro ha sido traducido tantas veces y con tanta frecuencia como el Tao te king de Lao Tse, y ningún otro libro, salvo la Biblia, cuenta con tantas traducciones al inglés. Con fecha de 1955, existían en el mundo 100 versiones distintas impresas, 90 de ellas en lenguas oc­cidentales, 36 sólo en inglés.

Del principio “wu wei” surgen las ideas trascendentalistas que Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau expusieron en el siglo XIX, y que tanto influyeron a Lev Tolstói, Mohandas Gandhi o Martin Luther King Jr., entre otros. La no violencia y el concepto de desobediencia civil propuesto por Thoreau, se inspiran en el “wu wei” taoísta.

El interés por el “wu wei” y el pensamiento de Zhuangzi se ha acrecentado en los últimos años, con herramientas como Internet -cuyo esquema descentralizado y libertario apela a las descripciones de promover un comportamiento en lugar de oprimir, invitar en lugar de forzar, apelar a la responsabilidad individual en lugar de legislar sobre cualquier parcela de la vida, por pequeña y privada que sea-.

El taoísmo distingue entre el efecto positivo de la “no acción” y la inacción yerma y sin consecuencias de la apatía o el no hacer nada.

247231_wu-weiLao-Tsé en el Tao Te Ching:

“El sabio se ocupa de lo no dicho,
y actúa sin esfuerzo.
Al enseñar sin verbosidad,
producir sin poseer,
crear sin tener en cuenta el resultado,
y afirmar nada,
el sabio no tiene nada que perder”.

Tao te king – Lao Tse

Cuando tu obra esté realizada, ¡retírate! Tal es el Camino del Cielo.

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Nos leemos en el próximo post.


FUENTES:

  • Tao Te Ching: Los libros del Tao. Traducción directa del chino por Iñaki Preciado Idoeta.
  • Libro del curso y de la virtud. Ed. y tr. directa del chino Anne-Hélène Suárez Girard.
  • Dos grandes maestros del taoísmo. Lao Tse/Chuang Tzu. Carmelo Elourdy. Editorial Nacional.
  • Las enseñanzas de Lao Zi. Iñaki Preciado. Editorial Kairós.
  • Tao Te Ching. El Libro del Tao y la Virtud. Traducción directa del chino clásico por Alejandro Bárcens. Charleston: Anamnesis Editorial. 2014. 
  • Tao Te King. Edición de Richard Wilhelm. Barcelona: Editorial Sirio. 2009.
  • Los místicos taoístas. Howard Smith. Edicomunicación.
  • Tao de la Salud, el sexo y la larga vida de Daniel Reid. Edit. Urano
  • La historia de Lao Tsé  de Chen Jian
  • Lao Tzu and Taoism  de Max Kaltenmark
  • Tao Tê Ching. El libro del recto camino  de Lao-Tse
  • Breve historia de la China milenaria de Gregorio Doval Huecas)
  • Asia. A Concise History de Arthur Cotterell
  • China deFlora Botton Beja

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Maria Mercedes

Cosmopolita. Soy gnostica de raíces cristianas , mi parte pagana es mi amor incondicional a la Madre Tierra. No Teista y universalista. Anti-dogmatica por naturaleza- Políticamente humanista.

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