La Diosa Griega Hestia / Vesta

HESTIA O VESTA: DIOSA DEL FUEGO DEL HOGAR Y DE LOS TEMPLOS.

Hestia (en griego antiguo Ἑστία , «hogar») es en la mitología griega una diosa virgen del hogar y los templos. Es la menos conocida de las diosas del Olimpo. Hija de Cronos y Rhea, en un principio pertenecía a la familia de los Olímpicos (las doce deidades de «primera línea» dentro de la mitología griega), aunque posteriormente cedería este puesto al joven dios Dionisos para cuidar el fuego sagrado del Monte Olimpo.

MITOLOGÍA DE LA DIOSA HESTIA

En Hestia encontramos la verdadera espiritualidad de la mitología griega.

Hestia fue la primera en ser devorada por su padre Crono y la última en ser vomitada, cuando Zeus le ofrece la bebida envenenada para ese fin. Sus hermanos son los dioses más importantes del Olimpo: Poseidón, Hades, Deméter, Hera y Zeus.

La diosa estaba presente en el fuego de todas las casas y templos griegos. Nunca intervino en guerras o disputas, es una diosa pacífica que permanece siempre en el Olimpo donde también constituía el centro religioso de la casa de los dioses.

Era representada antropomórficamente en la forma de una mujer de gran belleza que sostenía un cuenco votivo en una mano y una antorcha en la otra. Otras veces se la representaba con un velo, portando en una mano una antorcha y en otra un ramo de flores o un cuenco.

En este sentido, en una etapa de la religión más desarrollada, su culto se confundió con diosas como Cibeles, Gea, Deméter o Artemisa. En sus templos (pritaneos), situado en el centro de la ciudad, se recibía a los embajadores extranjeros bajo la protección sagrada. Era un lugar de culto y asilo especial, ya que allí, los extranjeros podian invocar a sus propios dioses.

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Hestia es la diosa del hogar y la familia.

Hestia era la diosa de los fuegos rituales y sagrados, y por extensión el elemento fuego le estaba consagrado.

En relación a su papel de diosa del hogar la familia inventó y enseñó a la humanidad el arte de construir casas. Prueba de su importancia es que se le reservaba un lugar prominente en todas las casas y era la primera a la que se hacían las ofrendas en un banquete, acompañadas por la frase «Hestia viene primero» (» pues sin ti no hay banquetes para los mortales; que en ninguno deja de comenzarse libando el vino dulce como la miel a Hestia en primero y último lugar» Himno Homérico a Hestia), también se terminaban todas las oraciones y ofrendas invocando su nombre.

Hestia se convierte en la diosa del hogar, es decir, del fuego (interior) alimentado, domado y conscientemente guardado. Sólo cuando un hogar o el lugar donde se conserva el fuego en una casa se consagraba a Hestia, se consideraba ese lugar sagrado y una patria verdadera. En las ciudades griegas y romanas había siempre un fuego encendido, para expresar la presencia protectora de Hestia (la Vesta de los romanos). Si se apagaba el fuego, era presagio de alguna desgracia. Tampoco se empezaba la comida sin hacer un brindis a Hestia: “para Hestia” o “para Vesta”.

A Hestia no se le conoce ningún tipo de conflicto con otras deidades, como ocurre frecuentemente entre los dioses griegos. Homero no hace alusión a la Diosa Hestia en sus obras La Ilíada y La Odisea. Sin embargo si la nombran los poetas Hesíodo, Ovidio y Apolodoro. Aunque era una de las principales diosas de la mitología griega pocas veces interviene en los mitos y leyendas lo cual normalmente se atribuye a su naturaleza pasiva y poco dada a los enfrentamientos y a que la labor de cuidar el fuego sagrado del Olimpo requiere que este nunca sea abandonado.

También era la diosa más serena, amorosa y compasiva de todos. Entre sus fortalezas se hallan la constancia, la calma y la gentileza.

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Hestia fue la diosa del calor del hogar y los templos. Es la menos conocida de las diosas del Olimpo. Su equivalente romano fue Vesta.

Diosa benévola y amable que expresa el centro sagrado de todo.  Es de las diosas más veneradas en Grecia, porque se la rinde culto en todas las casas y en todos los templos. Nunca toma partido en las disputas del resto de los dioses. Es conciliadora y paciente.

 Fue cortejada por Apolo y Neptuno pero prefirio permanecer pura y virgen.

Una de las pocas intervenciones de Hestia en los mitos la encontramos cuando, tras la victoria de Zeus sobre los Titanes y su establecimiento como dios supremo de los cielos y el Olimpo, Hestia es cortejada por Apolo y por Poseidón.

Cuando Poseídon y Apolo, el dios del mar y el dios de la luz, pelean por ella, Hestia jura permanecer eternamente virgen y no sólo en el sentido en el que se utiliza el concepto “virgen” en la antigüedad, según el cual se decía que una mujer era virgen si era libre y no pertenecía  a ningún hombre.

Hestia hace el voto de castidad e impide de ese modo una guerra en el Olimpo, por lo que su renuncia salva también la paz. Renuncia a todos los enredos del mundo (olímpico) y conserva así su propia paz interior y pureza. Zeus le concede junto con el privilegio de la primera ofrenda en los banquetes y el patronazgo sobre los hogares y los asuntos domésticos.

Solo un dios, Príapo (dios de la fertilidad representado como un enano deforme con un falo en perpetua erección), se atrevió en una ocasión a intentar mancillar la virginidad de Hestia, durante una fiesta. Embriagado, el dios se acercó a ella mientras todos dormían, con la intención de violarla, pero Hestia fue despertada por los rebuznos de un burro (razón por la cual durante la festividad de la diosa se coronaba a estos animales con guirnaldas de flores) y Príapo huyó avergonzado.

El símbolo de Hestia era el círculo. Un fuego sagrado en el centro del hogar que se sentía espiritualmente, que proporcionaba calor e iluminación.

Hestia se consideraba la diosa del «hogar» entendiendo este como el fuego que da calor y alrededor del cual se reúne la familia, su regencia se extendía también a toda la vivienda y los asuntos domésticos; esta influencia no sólo alcanzaba el ámbito familiar sino que era considerada protectora y patrona de todos los hogares, altares, cuidades y estados. Como equivalente público del fuego del hogar los griegos tenían el «prytaneum», una especie de «embajada» (era lugar de reunión de los senadores y allí se recibía a las personalidades importantes y embajadores extranjeros) y templo, donde ardía, día y noche un fuego sagrado, el cual nunca debía apagarse a no ser que fuese ritualmente extinguido y renovado (y si se apagaba debía encenderse de modo ritual mediante fricción o con cristales calentados al sol).

La diosa Hestia, también conocida como la llama incorpórea, ya que no existe una imagen que la represente, pero sí el fuego incandescente que brilla dentro de todos nosotros.No fue representada en forma humana, sino como una llama ardiendo en el centro de la casa, el templo o la ciudad.

Ella representaba la hospitalidad sagrada, la seguridad personal, el refugio de los templos y el calor y felicidad de los hogares. Era una diosa sin imágenes y se la representaba como la llama sagrada eternamente encendida. Como el fuego del hogar, ella ayudaba a la unidad familiar y al contrato social. Por ejemplo una casa no se consideraba propiamente santificada, hasta que la nueva dueña del hogar trajera un fuego encendido en el fuego de su propio hogar, lo que representa una predominancia matrilineal, que provenía de culturas más antiguas que la griega. De la misma manera, una nueva ciudad era considerada como perteneciente a la comunidad griega, cuando se llevaba el fuego de la ciudad madre al templo de la primera.

Los altares domésticos, dedicados a Hestia, en donde ardía el fuego del hogar, eran de suma importancia tanto en la cultura griega como en la romana, simbolizaban la seguridad del hogar y la unidad de la familia. No debía cometerse ningún «acto impuro» ante un fuego sagrado, ya fuera en un altar doméstico o público. Esta importancia de los fuegos sagrados posiblemente sea una reminiscencia de épocas mucho más antiguas en las cuales había pocos fuegos disponibles o todavía no se conocía bien el método para lograr fuego y se los cuidaba para evitar su extinción, épocas en las cuales los fuegos que se encendían alrededor del asentamiento daban seguridad, protección y calor a quienes dormían alrededor de ellos

Cuando los griegos fundaba una nueva colonia portaban una antorcha con el fuego sagrado del prytaneum, prendiendo con él un nuevo altar en la recién fundada polis.

Según algunas teorías Hestia sería una antigua diosa madre (de hecho su culto era asociado a menudo al de Gea/Gaia, Deméter o Hera), de este modo el juramento de Hestia sobre la cabeza de Zeus sería una estratagema literaria de Homero (cuya obra se esfuerza en reforzar la supermacía de Zeus, los dioses masculinos y la sociedad patriarcal) y la concesión de éste de la primera ofrenda en un banquete a la diosa la tergiversación de un ritual demasiado arraigado como para eliminarlo.

Algunas teorías van más allá y consideran a Hestia una diosa universal, asociándola al fuego primordial que arde en las entrañas de la tierra debido a su asociación con el «omphalos» («ombligo») centro del mundo para los griegos sobre el que se fundó el santuario de Delfos, en un principio consagrado a la Diosa, pero cuya regencia le fue arrebatada por Apolo con la institución de la sociedad patriarcal.

Presidía sobre: la arquitectura, la cocina, el fuego que da la vida a los hogares. Al ser la diosa de la familia bendecía tanto al hogar en si como a los integrantes de la familia. Hestia representa nuestro centro personal, el centro del hogar y el centro de la Tierra, nuestra Casa común.

En la mitología clásica, Hestia apareció a menudo muy asociada a Hermes.

Es virgen, no por despreciar la compañía del hombre, sino para poder cuidar con más libertad a todos los que se encuentran en el hogar.  Así y todo suele ir acompañada de Hermes, el dios de la comunicación (de donde viene hermenéutica) y de los viajes. No son marido y mujer; son autónomos, aunque vinculados siempre recíprocamente.

Las sacerdotisas vestales. 

Las vírgenes vestales eran un conjunto de sacerdotisas cuya función principal constaba en mantener vivo el Fuego Sagrado de la diosa Vesta.   La madre de Rómulo y Remo, según dice el mito fundacional de Roma, fue una virgen vestal.

Sus templos están situados en el centro de las ciudades al aire libre, en el ágora (plaza en el centro de las ciudades griegas) y se les llama pritaneos. Son lugares de especial culto y asilo, y se les considera templos de todos los dioses presididos por la Diosa Hestia. Existen templos para ella en Atenas, Oropos, Olimpia, Esparta, Larisa, Hermíone y Ténedos.

Su festival era la Vestalia, y como veremos este era uno de los eventos con más pompa y de mayor popularidad entre la población Romana. Señal inequívoca del cariño y adoración hacia esta diosa. En el mismo se coronaba a un burro, el animal consagrado a Vesta, con una corona floral y se procedía a realizar una procesión con las estatuas de la diosa.

El fuego sagrado de Vesta, quien en la mitología romana era la diosa de la tierra, del fuego y del humo, era central en la piedad romana. Durante siglos, hubo una llama eterna que ardía en el Templo de Vesta en el Foro romano. Según Dionisio de Halicarnaso, los romanos creían que el fuego estaba íntimamente vinculado con la fortuna de la ciudad y se veía su extinción como la premonición de un desastre.

Durante mil años las vírgenes vestales mantuvieron vivo el fuego sagrado de Roma. Luego de que el emperador Teodosio las obligara a extinguirlo en el año 391, Roma cayó a las pocas décadas.

Hestia ( Vesta para los romanos ) era la diosa griega del hogar y el templo, y uno de los arquetipos de la sabiduría. Existe actualmente toda una forma nueva de interpretar los antiguos mitos griegos y de otros pueblos. En vez de considerar a los dioses y diosas como entidades existentes, ahora crece la hermenéutica, especialmente tras los estudios del psicoanalista C.G. Jung y sus discípulos J. Hillman, E. Neumann, G. Paris y otros, de que se trata de arquetipos, es decir, de fuerzas psíquicas ancestrales que habitan en nosotros y mueven nuestras vidas. Irrumpen de forma tan vigorosa que los conceptos abstractos no consiguen expresarlas más que mediante relatos mitológicos. En este sentido el politeísmo no significa la pluralidad de divinidades, sino de energías que vibran en nuestra psique.

El ARQUETIPO DE HESTIA O VESTA

 

FUENTES:

NOTA: Después de cinco mil años de uso y estudio, la información está tan dispersa que es casi imposible dar una lista completa del origen en el que está cada afirmación (todo está publicado y poco aquí es original).

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Maria Mercedes

Cosmopolita. Soy gnostica de raíces cristianas , mi parte pagana es mi amor incondicional a la Madre Tierra. No Teista y universalista. Anti-dogmatica por naturaleza- Políticamente humanista.

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